Esta es la España de los que hablan de España sin respetar a los españoles, en su mayoría trabajadores de largas jornadas laborales a cambio de sueldos de mierda que permiten a sus patronos navegar en yates propios, viajar en jets privados y llenar sus muñecas de pulseras de lujo como las de Carmen María Porter Ucha.
Esta representante de esa España, en la que sólo caben ellos, es un magnífico ejemplo de lo que hay tras la facha con la que engañan a los que se dejan engañar.
El dominio de esa palabrería hueca condensada en el nombre de nuestro país, que van a gastar a fuerza de mencionarlo, a veces se les escapa y dejan entrever lo que de verdad piensan.
Y eso fue lo que le ocurrió a Carmen María Porter Ucha, en el altavoz que le otorga Cuatro TV el pasado diez de julio al trascender lo que hubiera sido un comentario entre sus amigotes, al terreno de lo público, visibilizando su posicionamiento cortijero en cuanto a la economía nacional.
Que los albañiles trabajen doce horas para llegar a final de mes no era algo cuestionable para ella. Lo era, que si se les reducía la jornada laboral ya no podrían llenar la cesta de la compra. Porque lo que no estaba, de ninguna manera, en su cabeza, es que en las ocho horas pudieran ganar lo mismo que antes en doce y llegar al día 30. Esto era impensable para ella que además de trabajar con aire acondicionado y cobrar cifras millonarias, defrauda a Hacienda porque ella quiere a España, pero no a los españoles que necesitan de lo público para tener sanidad, seguridad y educación.
Pero en ese comentario de mesa de Restaurant de Hotel de cinco estrellas, también se dejó lo que piensa de las instituciones a las que tampoco tiene respeto si están representadas por partidos de izquierda. Partidos que según estos “verdaderos españoles” no tienen legitimidad porque los que los han votado carecen también de ella.
Carmen María Porter Ucha, desde el megáfono que le da la televisión privada se refirió a la Vicepresidenta del Gobierno como “Yolandita”, diminutivo que la infantiliza menospreciándola, minusvalorándola e insultándola y que no hubiera empleado si hubiera pertenecido a alguno de los partidos de derecha o ultraderecha que sí están legitimados para gobernar, porque los intereses que defienden de las oligarquías españolas, entre las que parece se siente integrada, son su legitimación.
Esta representante de la derecha rancia española, entre fantasmas y marcianos, tiene la oportunidad de adoctrinar desde la televisión con el propósito de lograr un cambio en la política española y nosotros y nosotras tenemos la oportunidad de elegir que España queremos ser.
PD. La jornada laboral de ocho horas fue decretada en España en 1919 por el Partido Liberal, que no por el Partido Conservador, por supuesto.
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