Cuaderno de bitácora. Galicia II: Los celtas y el mar

 


28 de agosto de 2924. Día 3

Imaginar Galicia es irremediablemente evocar su pasado celta, que se encuentra anclado en la piedra sobre la que fueron construyendo su historia los pueblos que la habitaron.

Aquellos celtas, que compartieron cultura con los del sur de nuestra Beturia céltica, lograron que el paso del tiempo no destruyera su legado y bajo la tierra permaneció oculto. Así, uno de los muchos castros que muestra orgulloso el tiempo prerromano y romano de la península ibérica es el de Viladonga en la provincia de Lugo. Este castro de entre los siglos II y V, que se conserva en extraordinarias condiciones, deja comprender el urbanismo y las relaciones sociales de aquel pueblo que minusvaloró la escritura para enaltecer la cultura oral, dejando que fueran sus invasores, los que nos contaran de ellos y de ellas. Ellas que sí eran importantes en la jerarquía social celta a diferencia de en la romana en la que eran consideradas utensilios al servicio del oficio de ciudadano y de jefe de familia (1).

El castro de Viladonga cobró importancia arqueológica en 1971 tras el descubrimiento de un torqués de oro que despertaría el interés en realizar las primeras excavaciones, que tendrían como resultado la recuperación de un espacio estratégico, cuya estructura arquitectónica es de gran monumentalidad, permitiendo que continúen de forma periódica los trabajos arqueológicos, tanto de excavación como de limpieza y consolidación.

Y tras ese pasado, tornamos al pasado más remoto que ofrece la Playa de las Catedrales, cuya fisonomía, en constante cambio, ha esculpido el viento y el mar. La Playa de las Catedrales, ubicada en el municipio de Ribadeo y declarada Patrimonio Natural, muestra la humildad de la roca ante la perseverancia del tiempo que, junto al arrullo del mar, la horada implacable.

Esa antigua montaña, despellejada, deslavazada, rociada por la arena, preñada de ecosistemas y virtuosa en sus formas góticas de catedral, es visitada hoy por miles de curiosos, cuyos ojos pasmados y voluntades irredentas profanamos su sacralidad. Sacralidad que nos sobrevivirá junto a sus cuevas y ese mar tozudo que la mece y desgasta.

Y el sol se puso en el horizonte invitándonos a regresar al bosque.

 

(1) Sociogénesis de las brujas. El origen de la discriminación de la mujer. Vicente Romano, 2021.

 

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