Mantras

 Pentagruel, Gustave Doré

Releyendo El Tragaluz del infinito, buscando entre mis anotaciones el Modo de Representación Primitivo y el Modo de Representación Institucional que acuñaría su autor Noel Burch, encontré algo que había olvidado de mi primera lectura y que, en esta ocasión, resultaba del todo actual. El público de los primeros años del cinematógrafo en Estados Unidos vivía inmerso en una polarización generada en contra de la inmigración que comenzó a mediados del siglo XIX. Este desencuentro social caracterizará muchas de las temáticas de las películas, provocando que incluso los propios inmigrantes interiorizaran “una rivalidad entre etnias `nosotros los irlandeses somos mejores que los polacos´ que está en el origen de las divisiones y las debilidades de la clase obrera americana desde sus orígenes hasta nuestros días”.

El consabido discurso que los movimientos fascistas o de ultraderecha propician en la actualidad, enfrentando a los penúltimos con los últimos, para alejar la auténtica confrontación que encararía a la mayoría social sin poder contra la minoría poderosa, también se propició entre el público del cinematógrafo primitivo, como expresaría Noel Burch al detallar que “las películas que generalmente presentan de forma humorística los temores fantasmales de la burguesía frente a las capas lumpen, especialmente aquellas en las que el vagabundo roba la leche del bebé, eran indiscutiblemente apreciadas por los `pobres respetables´ satisfechos al constatar que al fin y al cabo no ocupaban la última fila en la jerarquía social”.

Es este el método bien conocido y aplicado para subvertir el estado de las cosas, si quien gobierna el país no obedece a esas élites enriquecidas por el capitalismo y herederas de regímenes latifundistas y caciquiles.

Estrategia vieja, pero lucrativa y eficiente que se centra en repetir la mentira hasta hacerla verdad: España está peor que nunca; los okupas te quitarán tu casa; los inmigrantes te roban el trabajo (por cierto que nadie quiere hacer) y les dan casa y 3.000 euros al mes, son algunos de los bulos que propagan los voceros de la ultraderecha bien alimentados y a través de los medios y las redes sociales en las que han encontrado su mejor aliado.  

Es la gota malaya que llevó a Hitler al poder, a los británicos al Brexit, del que ahora están arrepentidos y a la ola de violencia xenófoba que ayer intentó incendiar un hotel con inmigrantes en espera de asilo, en Rotherham también en El Reino Unido, construida a base de bulos.  

Porque son los bulos los que calan como la lluvia fina, porque la mentira es más creíble que la verdad, porque el que tiene poco se ceba con el que tiene menos, porque es más fácil arremeter contra el de abajo que contra el de arriba. Y ellos lo saben y nos utilizan con el único fin de agrandar, con sus mantras, sus márgenes de beneficios, de poder y de insolidaridad.



Comentarios

  1. Muy bien visto la relación de los primeros cinematógrafos norteamericanos con la situación actual. Nada nuevo bajo el sol. Los caminos del señor son inescrutables......como dirán los creyentes. En una España que intenta salir de la intolerancia de las estrecheces de los camisas azules, esperemos ser una opción más inteligente y seguir construyendo ciudadanía Europea.

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