El venado herido. Frida Kahlo. 1946
Un 25 de noviembre más volvemos
a marcar sobre el calendario la violencia patriarcal. Las agresiones físicas y
psicológicas, la opresión real y simbólica, el dominio soez y disimulado. Rasgos
y condiciones de un régimen cultural establecido secularmente, impuesto y
retroalimentado. Diseminado en la superficie y en las raíces anclado.
Transmitido a la fuerza y en la fuerza de la tradición.
El patriarcado cuyo origen se
oculta con las edades del tiempo magnifica una realidad construida por y para
el hombre. Un mundo simbólico androcéntrico en el que prima la fuerza y la
violencia. Una sociedad desigual en la que opresores y oprimidos, herederos y desheredadas
constituyen la balanza.
Esqueleto,
armazón y coraza de una ideología de dominación en la que hombres y mujeres caminan enfrentados cruzando vidas que concluyen sesgadas o arrebatadas.
Un 25 de noviembre más en el
que seguimos atrapadas y siguen los hombres atrapados también en la tela de una
araña mortal.
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