Tierra de vinos es Cuzcurrita de Río Tirón,
población de La Rioja que enamora al pasear por sus calles, al sentir el
frescor de una tierra dominada por viñedos, al descubrir en la piedra que la
habita un tempus de paz y sosiego.
Cuzcurrita de Río Tirón se muestra a los
ojos sorprendidos del visitante como un lugar privilegiado, escondido y lleno
de secretos por desvelar, entre vides y el repicar de campanas que remarcan el
paso del tiempo.
Pero Cuzcurrita es también la puerta a la
Historia del pasado de pueblos cercanos como el que acogió a aquel monje que
entre robles, con túnica larga y una hoz en la mano se convertiría en santo y
lo llamarían Domingo de La Calzada, por su afán en mejorar el camino que los
peregrinos frecuentaban hasta Santiago de Compostela.
Este eremita, austero, con barba, al que
probablemente su curiosidad le apartaría de la educación conventual
convencional, llevándole a adentrarse en el bosque y alejarse del mundanal
ruido, recuerda a los antiguos druidas cuyas enseñanzas podrían aún permanecer
a finales del siglo XI en aquellas tierras del Reino de Castilla y León.
La constancia en el trabajo y la piedad
por los más necesitados haría que el monje se convirtiera en santo después de
atribuírseles milagros que la Iglesia aceptó y que hoy constituyen parte de la
leyenda que adorna la visita a su convento y a la catedral.
Primeramente románica, a la que el paso de
los años la obligó a incorporar el arte gótico a su construcción, la catedral
de Santo Domingo de la Calzada es hoy una visita obligada en el Camino de
Santiago que se ve recompensada tanto en la historia que albergan sus muros,
como en la recreación del más allá que acoge el sepulcro del santo.
Naturaleza y espiritualidad se abrazan en estos dos enclaves que invitan a la ensoñación entre viñedos.
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