En
plena sexta ola de covid. En medio de una crisis climática. Al final de un
tiempo en el que la razón se antepone a la creencia, Adam McKay acaba de
estrenar en Netflix su última película No mires arriba, parábola, hipérbole y
moraleja de estos últimos años de pandemia, cambio climático y movimientos
conspiranoicos, reaccionarios y retrógrados.
McKay, director de las magníficas películas La gran apuesta y El vicio del poder, con un plantel de actores del nivel de Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Merly Streep, Cate Blanchett, Jonah Hill y Timothée Chalamet, monta una comedia de ciencia ficción en la que el absurdo se convierte en tragedia al encontrar reflejo en lo que nos sucede a diario.
El
detonante de la trama es una una hecatombe que amenaza a la humanidad, pero estamos
a otra cosa. Nos intoxicamos con los insoportables programas televisivos de
máxima audiencia. Nos envenenamos con el descrédito de la ciencia y nos mermamos
con la ambición económica de las grandes corporaciones.
No
mires arriba es el esperpento de nuestros días, una distopia en la que una
mujer está al frente de la Casa Blanca y, sobre todo, es una sátira divertida en
la que los personajes son caricaturas que llevan a un final cínico y aplaudible.
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