Hace algún tiempo, un ilustre
periodista sevillano escribió un artículo afeando los días conmemorativos y sus
palabras me resultaron tan ofensivas que me llevó a escribir una réplica titulándola
el Día del Papafrita. Desde entonces estos días, a pesar suyo, se han seguido
celebrando y hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la
Ciencia, valga la contradicción, dicho sea de paso. La ciencia es un ámbito más
vetado tradicionalmente para la mujer y cuyo espacio ha ido siendo conquistado
poco a poco. Aún queda mucho por recorrer y es por ello que resulta oportuno la
dedicatoria de estos días, al menos, para contextualizar una realidad aún poco
prometedora.
“La representación de la mujer
en la ciencia está regular tirando a mal” asegura la joven astrónoma Elena
Manjavacas en una entrevista publicada en Voces de Cuenca[1]. “Es
curioso, continúa, porque cuando estudié Física en la Complutense veía muchas
chicas en las clases, éramos casi un 50% de chicas estudiando en la facultad.
Pero luego, según terminas la carrera, haces el Doctorado, y en el el
post-Doctorado más…que las mujeres van desapareciendo. Y, de hecho, en puestos
de liderazgo hay muy pocas mujeres. Donde estoy ahora ocurre menos pero, en
general, hay muy pocas mujeres que tengan grupos de trabajo, que sean
importantes en su campo. La proporción ahora mismo en España debe ser un 70-30%
a favor del hombre y siendo optimistas. En Estados Unidos es menos y en
Alemania menos aún. Lo curioso es que no es tanto un problema de que las chicas
no tengan interés por las ciencias, no es verdad. Hay muchas chicas en las
facultades pero al avanzar, por razones que se pueden discutir, desaparecen.”
Al hecho de desaparecer del
mundo de la ciencia, en la mayoría de los casos, para dedicarse a la crianza de los hijos, como
si el hombre, nada tuviera que ver en ello, se le suma la desaparición de la
historia, de la que se borran sus escasas huellas que en el tiempo han dejado. Es
un ejemplo, de los muchos existentes, el caso de Eunice Foote, la primera
científica (y sufragista) que teorizó sobre el cambio climático. Esta investigadora realizó sus
experimentos en 1856, tres años antes de que el físico irlandés John Tyndall descubriera
en 1859, que las moléculas de gases como el dióxido de carbono, el metano y el
vapor de agua, Gases de Efecto Invernadero (GEI) bloqueaban la radiación
infrarroja. Y cuarenta antes de que el premio Nobel sueco Steven Arrhenius, diera
a conocer los resultados de sus experimentos con los que se le atribuiría el descubrimiento
del efecto invernadero. La estadounidense Eunice Newton Foote (1819-1888) sería
así la primera científica en teorizar que incluso aumentos moderados en la
concentración de dióxido de carbono (CO₂) atmosférico podrían provocar un
calentamiento global significativo.[2] Sin
embargo, nadie lo reconoció por tratarse de una mujer que, además, sería una de
las fundadoras de la Seneca Falls Convention, la primera asamblea en la que se
debatieron, en 1848, los derechos de la mujer. De Eunice Foote y de la Seneca Falls Convention prometo escribir
más adelante. Hoy es el Día
Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y a todas ellas desconocidas
y ocultadas les dedico este espacio.
[1] https://www.vocesdecuenca.com/provincia/lamancha/elena-manjavacas-la-astronoma-de-mota-que-trabaja-junto-a-la-nasa-para-poner-en-el-espacio-el-telescopio-mas-avanzado/?fbclid=IwAR3lAB9S1w-tVx2WIuOypgWtVq3z3IbeAqkm-ygGNNiB340mEnuSpv13aFI
[2] https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/eunice-foote-primera-cientifica-y-sufragista-que-teorizo-sobre-cambio-climatico_14883
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