Benita pitufina de los Gandumbitos Rabo corto y Ratilla
Uno de enero de 2021, como el
comienzo de una novela o de una historia cinematográfica, promete el inicio de
una aventura. Aferrados a la idea de un año distinto y mejor, hemos dejado atrás
un tiempo de incertidumbre, cambios y proyectos inconclusos y nos adentramos,
sin embargo, en un espacio que probablemente en poco se diferencie del anterior.
2021 es el año con mayores
expectativas creadas, ante un 2020 que bien podría haber sido una versión microscópica
lovecraftniana. No obstante, sólo cuando estemos inmersos en el transcurso de
la narración podremos descubrir cuanto de diferente hemos dejado atrás y cuanto
es igual. Y en cada uno de esos episodios seremos capaces o incapaces de
encontrar la belleza que aún hay en este mundo.
El 31 de diciembre de 2020 la
belleza estuvo en la bondad de un pescadero del mercado de la Puerta de la
Carne que con un sencillo gesto de neutra generosidad despertó en nosotros la
sorpresa y el recuerdo de que, a poco que se rasque, la humanidad merece seguir
teniéndose en cuenta.
El 1 de enero de 2021 la belleza
tuvo forma de gatita joven y desenfadada que tomaba el sol mientras mi hijo
Pablo tocaba la guitarra y cantaba el tema That´s life de Frank Sinatra.
Así, las luces y las sombras que
nos acompañan a diario también estarán en 2021 y serán ellas las que permitan
equilibrar la balanza de nuestro bienestar que sólo dependerá del enfoque que
escojamos al divisar el horizonte.
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