Que el cine sea reflejo de la
sociedad en la que se desarrolla es tan cierto como que la sociedad en la que
se desarrolla se deja influir por las propuestas que desde el cine se postulan.
Por lo tanto, la relación que ambos mantienen es una suerte de simbiosis en las
que a veces los contornos territoriales se difuminan.
Los ejemplos sobre como el cine
ha modulado gustos y costumbres a lo largo del tiempo son numerosos como
también lo son las descripciones realistas que el cine ha hecho del mundo que
le rodeaba. Y las populares plataformas televisivas que llegan hasta los
salones de nuestras casas nos muestran, a diario, todo lo de interesante que
puede resultar esta combinación. Una muestra de ello es el atractivo que de
pronto ha cobrado el ajedrez después de la emisión de la serie de Netflix Gambito
de dama, que ha llevado a la creación incluso de una segunda serie también
con el ajedrez como asunto principal.
Gambito de dama, serie
de las más vistas en España, al poco de su estreno, con un más que justificado motivo,
tanto por su planteamiento, nudo y desenlace, ha motivado un nuevo interés por
el ajedrez entre los que, nunca antes lo habían jugado y un mayor entusiasmo
entre los que ya lo practicaban. De hecho, hasta mi hijo Alonso y sus amigos, atrapados
en las partidas online, se han propuesto federarse como propósito de año nuevo sacándole
lustro a la apertura “India de Rey”.
Comentarios
Publicar un comentario