“Hay
mucha gente en Rusia que siente nostalgia del pasado. Yo afirmo que esa gente
se equivoca. El pasado nunca retorna. Y si retorna, no será el mismo. Yo quiero
que sintamos nostalgia del futuro. La única patria decente que tiene mucha
gente es el futuro, porque el pasado está ya en los cementerios de la historia
y el presente es una mala patria que no nos trata con respeto. Echar de menos
el pasado es como pedirles a los que ya están muertos que nos resuelvan el
futuro. Pero resolver el futuro es la obligación de los que estamos vivos.”
Con esta
reflexión, que Antonio Jiménez Casero pone en boca de Svetlana Sokolova,
protagonista de su última obra eLABERINTO, el autor nos sitúa en el epicentro
de los pensamientos que no dejarán de fluir a lo largo de la novela. Porque
eLABERINTO es un tratado de filosofía, de humanismo y sobre todo de política.
Una excusa para verter sobre el papel sus anhelos y desesperanzas. Así, la
política con mayúsculas y con minúsculas será el gran asunto en torno al cual
giren los diálogos intensos y hermosos, demoledores e inteligentes que
protagonizan esta gran obra.
La
política lo es todo en el ser humano, precisamente es ella, la que nos hace
diferente del resto de especies que habitan la tierra. Y por ello Jiménez
Casero hará brotar de los labios de cada uno de los personajes su propio
pensamiento y su ideología apuntalada por profundos sentimientos y
enriquecedoras experiencias vitales.
Es esta
obra una descripción fatalista de la actualidad con una única oportunidad a la
esperanza que ya en las primeras páginas aparece muerta. “El verdadero motor de
la sociedad actual es la frustración (…) El motor de estos tiempos es el miedo
al futuro”, comenta la protagonista, porque
eLABERINTO es una crónica de nuestros días en la que se disecciona cada
puntal social, político y económico para descubrir que tambalean poniendo en
riesgo la estabilidad de la sociedad. Y también es una sincera apología del
europeísmo, de la idea de Europa con la que se forjó la unión de los países
europeos.
Aunque
aparentemente, esta novela diste mucho de las anteriores por localizarse en la
Rusia actual y desarrollarse a modo de thriller, en el fondo comparte con ellas
las mismas preocupaciones, el papel de la mujer en el patriarcado, la
vulnerabilidad de la pobreza, la intolerancia, los falsos mesías y la mentira.
“Las mentiras han sido siempre un sustento del poder (…) el problema es que la
red ha democratizado la capacidad de manipular a los demás. La mentira alimenta
el miedo, la frustración y el odio” expresa la joven idealista Sokolova.
Y Antonio
Jiménez, a pesar de igualar en número a sus personajes masculinos y femeninos,
como en sus otras novelas dotará a sus mujeres protagonistas de carisma, fuerza
y ternura, redimiéndose como hombre ante las indignidades que el patriarcado ha
ejercido sobre la mujer. “Los talibanes, comentaba Mia Beaulieu, para las
mujeres, servidoras y ocasión de pecado que Dios ha dejado al alcance del varón
para poner a prueba la consistencia de su fe, establecieron rígidas reglas bajo
pena de encarcelamiento domiciliario, azotes públicos o lapidación, según la
gravedad de sus pecados”.
Así la
tímida luz que se entrevé en el mundo cruel, hipócrita y ambicioso, que, aunque
situado en Rusia, bien podría extrapolarse a cualquier otro país del occidente
que conocemos, proviene del humanismo y la conciencia social de sus dos
principales protagonistas femeninas. Svetlana Sokolova representa la esperanza
que se resiste a morir en un mundo abatido por la frustración y el desaliento.
Mia Beaulieu simboliza el impulso sincero y comprometido por acabar con las
injusticias, pero que resulta inacabado por los seductores e hipnóticos
encantos que el capitalismo interpone. Y la tercera protagonista femenina
Amira, reflejará la realidad a la que ya aludió
Antonio Jiménez en su obra Medea murió en Corinto, a la desgracia de
nacer mujer se le une la de ser pobre. La devastación del cuerpo femenino que
el hombre realiza a la vez que sobre el planeta está representada en la
historia de Amira, aquella niña afgana de 10 años que fue titular en muchos
periódicos de Occidente en 2014 y a la que el autor cambia el nombre.
Los
protagonistas masculinos personifican al Estado, los poderes coercitivos, el
del orden público, el ejército y la
informática que a fecha de hoy constituye igualmente el control y el
sometimiento de la sociedad.
El
comisario Gaël Fournier y el coronel Golubev, fieles guardianes de los secretos
del alcantarillado estatal son, sin embargo, aparentemente íntegros e incluso
llegan a empatizar con las causas perdidas demostrando el autor cierta
condescendencia con ellos. Y por último Valentín Borobiov, el joven informático
descreído que se enamora en tiempos en los que el amor se escribía con letras
de luto, se convertirá en Teseo a quién Ariacna dejó un hilo irrompible para
que caminara a través del laberinto de las mentiras y las falsas apariencias. A
diferencia del héroe clásico, Borobiov es también como Dédalo, constructor del
laberinto, por lo que no le será difícil encontrar los recovecos para aguardar
su venganza.
Con una
estructura bien construida y un despliegue de documentación conseguida a partir
de las lecturas de los diarios de guerra de corresponsales de periódicos de
tirada nacional, eLABERINTO es una novela en la que el autor se sincera y confiesa
consigo y con sus lectores, como ya lo venía haciendo a través de su blog
Crónicas de la Indignidad del que se nutre en muchos casos. Y en eLABERINTO el
autor también se reconocerá en su formación clásica, al no evitar hacer
alusión, aunque sólo sea desde un tímido párrafo, a un texto de la Eneida para
ilustrarnos lo poco que ha cambiado el mundo a pesar de 2000 años de historia.
Como
telón de fondo las presidenciales en las que Vladimir Putin alcanza el poder y,
entrelazando historias que viajan desde Moscú a París, pasando por Afganistán y
Barcelona, eLABERINTO es una novela comprometida en la que Antonio Jiménez
Casero, a pesar de pretender alejarse de su pasión por la Grecia clásica,
quizás sin pretenderlo vuelve a ella, porque Svetlana Sokolova es Ítaca y
Valetín Borobiov el Ulises que cruzó un laberinto de mares procurando llegar a
casa.
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