Magritte |
La botella siempre puede estar
medio llena o medio vacía según la perspectiva con la que la miremos. Y esta es
la tesitura en la que nos podríamos encontrar tras el recién descubierto
yacimiento de petróleo en México.
Este hallazgo supondrá más de
1.500 millones de barriles de petróleo crudo y suculentos beneficios económicos a la empresa que lo va a
explotar y a todas aquellas que mercadean con los derivados de este recurso no
renovable. Sin embargo, como consecuencia de este yacimiento se van a
incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera favoreciendo
el nefasto cambio climático y sus efectos nocivos sobre la vida en la
tierra.
Si es cierto que la tierra
sobrevivió a las 5 grandes extinciones masivas contabilizadas, no lo es menos que
las secuelas que el Cambio Climático producen en nuestros ecosistemas urbanos y
naturales llevarán a poner en peligro nuestra forma de vida tal y como la
conocemos hoy.
Sequías, inundaciones, olas de
calor, lluvias torrenciales, aumento de la temperatura y del nivel del mar, son
algunas de las primeras muestras o demostraciones de que el Cambio Climático es
una realidad inminente de la que no podemos escapar.
No obstante y a pesar de las
advertencias de ecologistas y constataciones de eminentes científicos, los
gobiernos y sobre todo las empresas de energías no renovables no hacen nada por
frenar el actual modelo de consumo, con dificultad apuestan por cambiar las
producciones de energías fósiles y
contaminantes por
aquellas renovables o limpias y no terminan por tomarse en serio la gravedad
del asunto.
Sin embargo, esta situación
sólo tiene un final aunque se afanen en demorarlo en el tiempo provocándonos
con ello mayores prejuicios. Ese único final conocido por gobiernos y empresas
es el de una economía basada en fuentes renovables, el de un desarrollo
sostenible que tenga como pilares el ahorro y la eficiencia energética.
Porque la tierra en la que
vivimos no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros
hijos, es por lo que debemos comprometernos con equilibrar el uso que hacemos
de los recursos naturales con el daño que provocamos en el medio ambiente.
Es por esto que sólo hay una
perspectiva para mirar la botella del petróleo mejicano y es la que la ve medio
vacía.
Porque como dice el antiguo
proverbio Sioux “Cuando la sangre de tus
venas vuelva al mar, y el polvo de tus huesos regrese al suelo, quizás
comprendas que esta tierra no es tuya, sino que tú perteneces a esta tierra”
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