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El
Faro de Alejandría,
obra de la norteamericana Gilliam M. Bradshaw es una novela de
aventuras en la que su lectura se hace apasionante e inagotable. Es
la historia de Caris, joven romana de familia rica de Éfeso que a
los 17 años decide huir de un matrimonio pactado que la alejaría de
su único sueño, estudiar medicina y ejercer “el arte de
curar”.
Ambientada
en la antigüedad clásica, siglo IV d.C. la obra de Bradshaw, es una
loa a la libertad, a la igualdad de género y al mérito por no cejar
en perseguir lo que uno quiere más allá de lo que la vida tenga
destinado.
Caris
tendrá que sufrir todo tipo de vicisitudes haciéndose pasar por
eunuco para poder ser admitida como estudiante de medicina en
Alejandría y, superar dificultades en las que se verá inmersa por
anteponer a todo sus principios hipocráticos, arriesgando incluso su
propia vida.
A
pesar de narrar momentos de la historia antigua protagonizados por
hombres, la guerra o las ambiciones políticas y religiosas, en la
novela se percibe que tras la protagonista escribe una mujer
sensibilizada con las injusticias que el patriarcado machista ha
ejercido sobre las mujeres de todos los tiempos.
Por
eso, El faro de Alejandría es una oportunidad de acercarnos al
imperio romano en plena decadencia y de conocer cómo y porqué los
godos se fueron introduciendo en ese imperio, primero para sobrevivir
y luego para lograr la supremacía de una Roma que los infravaloró.
Pero su lectura es también la ocasión de cambiarnos de piel, de
imaginarnos en la de una mujer con un solo propósito, dispuesta a
sacrificar la seguridad de una familia acomodada por sentirse
verdaderamente libre y poder hacer lo que desea aunque sea bajo la
apariencia de un hombre renunciando a su auténtica identidad.
Así
Gilliam M. Bradshaw pone de relieve la inquietud y lucha feminista
que en silencio acompañaría a tantas mujeres oprimidas y ocultadas
a lo largo de la historia y que, con obras como ésta, se rescata del
olvido.
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