Ni en los mejores años de la dictadura se adoctrinaba tan
bien como lo hace ahora el colegio Juan Pablo II de Alcorcón (Madrid) que
segrega por sexo a sus alumnos y alumnas.
Las niñas hacen ganchillo y visitan comedores sociales, los niños el Bernabéu y, no leen el catecismo
y escuchan a la señorita Francis porque está demodé, eso sí todo pagado con
dinero público.
Mientras unos remamos en una dirección, otros se empeñan en
la contraria de modo que al final nos quedamos en el mismo sitio o naufragamos
en un inútil intento de llegar a la orilla.
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