El
viaje de los dos miembros de la Real Academia de la Lengua Española,
D. Hermógenes Molina y D. Pedro Zárate a París a finales del
siglo XVIII en busca de la primera edición de la Enciclopedia, es la
excusa que utiliza Arturo Pérez Reverte para retratar esa España
que tan poco ha cambiado a pesar del transcurso de los años. Esa
España dividida entre los que consideran el conocimiento como fuente
de libertad y prosperidad y los que lo rechazan precisamente por
los mismos motivos.
Los
dos académicos: el bibliotecario D. Hermógenes Molina y el
almirante D. Pedro Azcárate, de avanzada edad, aceptan la
misión que cuenta con beneplácito real y de la misma inquisición
para viajar hasta el corazón de Francia y traerse a su vuelta, los
28 volúmenes que componían la Enciclopedia de D´Alembert y
Diderot. Pero ese viaje en carruaje no
estará exento de peligros porque habrá quien se empeñe en impedir
que los libros lleguen a España, aunque eso signifique la muerte de
los mismos académicos.
Pérez
Reverte en un alarde de originalidad, intercala en la narración los
pormenores que le supusieron construir la historia, el trabajo de
documentación y las entrevistas realizadas para modelar los
personajes que, a pesar de haber existido, había que dotarlos de
vida en la ficción.
Toda
la trama gira en torno a cuatro figuras de diferente calado.
Personalidades contrapuestas y que, sin embargo, tienen en común un
pasado de compromiso que de una manera u otra les lleva al presente
del que ya no pueden huir.
Más
allá de creaciones maniqueas, Reverte hace que logremos empatizar
con estos personajes arquetípicos pero llenos de claroscuros, que no
dejan de sorprender al lector a medida que va avanzando la
historia.
Así, bajo el título “Hombres buenos”, el autor bien ha podido referirse no sólo a los dos protagonistas, sino también, a los antihéroes representados por el revolucionario exiliado español Bringas o el villano Raposo, porque cada uno en su mundo, albergaba el mismo respeto y admiración por el conocimiento, la cultura y la libertad.
Así, bajo el título “Hombres buenos”, el autor bien ha podido referirse no sólo a los dos protagonistas, sino también, a los antihéroes representados por el revolucionario exiliado español Bringas o el villano Raposo, porque cada uno en su mundo, albergaba el mismo respeto y admiración por el conocimiento, la cultura y la libertad.
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