At the Well (Monticelli) |
Pero es que además, este 8 de marzo de 2016 es un
nuevo 8 de marzo inmerso en una crisis económica y social que ha maltratado
especialmente a la mujer y que se ha llevado por delante derechos que creíamos
consolidados. Porque hemos sido las mujeres las más perjudicadas por la
desastrosa gestión de la crisis. Desde la reducción de las partidas destinadas
a la Ley de Dependencia que, en la mayoría de casos eran recibidas por mujeres
que desempeñaban trabajos de ayuda a domicilio, hasta las reducciones de
las jornadas laborales que han recaído sobre todo en las mujeres, pasando por
el mantenimiento a conciencia del “techo de cristal”, la crisis se ha
convertido en la representación más sincera de la realidad en la que vivimos
las mujeres. Una realidad que descubre cómo la gestión de la crisis se ha
abordado perjudicando fundamentalmente a la clase trabajadora y dentro de ella,
especialmente, a las mujeres.
Según el Informe de la UGT con motivo del Día
Internacional de la Mujer Trabajadora las discriminaciones de la mujer en el
mercado laboral se han agravado aún más en el año 2015.
España es el segundo país de la UE, después de
Grecia con los niveles de desempleo femenino más alto (un 25,4%), habiendo
crecido la tasa de paro en estos últimos años un 5,42% frente al 3,13% del
crecimiento del paro masculino.
Según la última Encuesta Anual de Estructura
Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE) la remuneración anual
bruta de las trabajadoras en España ha sido un 24% inferior a la de los
hombres, (la más alta de los últimos 6 años) por lo que para percibir de media
las mismas retribuciones que los hombres, las mujeres tendríamos que trabajar
79 días más al año.
Esta desigualdad o brecha salarial además,
repercute directamente en nuestras pensiones futuras, lo que lleva a que
seamos las mujeres las que cobremos las jubilaciones más bajas y presentemos
mayor riesgo de pobreza (según la OIT existen en el mundo 200 millones de
mujeres sin cobrar pensión frente a 115 millones de hombres).
Por otra parte, las mujeres firmamos menos
contratos indefinidos, mientras que aumentan nuestros contratos a tiempo
parcial de manera forzosa. Percibimos menos prestaciones contributivas que los
hombres y continuamos siendo las que mayoritariamente solicitamos
permisos para el cuidado de hijos e hijas y de otros familiares.
Además, somos las mujeres las que
tradicionalmente regalamos trabajo no retribuido. Por cada 100 horas de empleo
se necesitan 127 horas de trabajos domésticos y de cuidados para mantener el
bienestar de las familias, horas que no son pagadas, horas gratuitas que en el
80% de los casos son realizadas por mujeres lo que, a su vez, nos
condiciona el acceso al trabajo remunerado.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT)
en España ha reconocido en estos días que la crisis ha supuesto un
retroceso de la igualdad en nuestro país, dado que la brecha entre lo que ganan
hombres y mujeres (medido en salario por hora) es hoy del 18,8% cuando
al inicio de la crisis se situaba en el 16,1%.
También la OIT ha indicado que sigue habiendo
“profesiones feminizadas” (asociadas a tareas de las que tradicionalmente nos
hemos ocupado las mujeres) con peores contratos y salarios y las mujeres
continuamos ocupando los trabajos menos cualificados y apenas ocupamos puestos
directivos, como consecuencia del “techo de cristal”, pese a “los grandes
avances” en la educación.
Es por todo esto, que aún queda mucho por
recorrer y sólo siendo conocedores de la gran desigualdad existente se pueden
tomar medidas para eliminarla. Medidas como las que se han tomado desde el
Partido Socialista como la Ley Integral de Violencia de Género, la Ley de
Igualdad, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria
del Embarazo, la Ley de Matrimonio entre Personas del Mismo Sexo, la ley de
Dependencia, en Plan Concilia, el Plan de Educación 0-3, la implantación de la
coeducación y la Educación para la Ciudadanía.
Desde hace tiempo llevamos escuchando que tendrán
que pasar 70 años para que la Igualdad entre hombres y mujeres sea una
realidad, pero en verdad desconocemos si serán 70, los años
que tengan que pasar. Lo cierto es que entro todos y todas tenemos que lograr
que llegue el día en el que el 8 de marzo no haya que salir a la calle para
reivindicar algo ya superado porque la Igualdad sea una realidad y las
violencias y vejaciones a la mujer un mal recuerdo del pasado.
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