En
1954 llega a España el escritor afroamericano Richard Wright,
alentado por la insistencia de una amiga que le había dicho que si
quería conocer el origen de Occidente debía visitar España.
Wright reacio por haber sufrido la dura represión racista del sur de
los Estados Unidos, finalmente decide aventurarse y cruzar el
Pirineo adentrándose en un país bajo una dictadura militar.
“La
España Pagana” es un libro de viaje en el que el autor narra su
experiencia vital a lo largo de un país atrasado, que se va
descubriendo a través de los testimonios de las personas con las que
va conviviendo. Es la visión de un extranjero que llega
por primera vez a un país desconocido pero del que se sentía
profundamente atraído y, con dulzura y realismo, describe los
contrastes sociales, la pobreza, el temor, la prostitución y
el analfabetismo de un pueblo sometido a la Iglesia y al Ejército.
El
autor, que impregna de sensibilidad esta obra cuya narrativa es
sencilla y hermosa, logra imbuirse del gran dolor del pueblo español
provocado por el franquismo, y plasma en sus páginas la
miseria, el machismo exacerbado, la censura y la corrupción de un
régimen cuya opresión llegaba a todas partes. No en vano,
este texto que se publicó en Argentina, estuvo prohibido en España.
Este
viaje que, como la obra de Conrad, podría decirse que fue al
“Corazón de las Tinieblas” agrupa vivencias, confesiones y
secretos que recorren las ciudades de Barcelona, Madrid,
Valencia, Sevilla y Granada.
Pero
esta obra va más allá de describir el paisaje desolador de la
España franquista, aborda con valentía una tesis, a penas esbozada
por historiadores como Madariaga o Américo Castro, la de la esencia
del problema del fenómeno español. Sobre esto Wright afirma:
(…) España no era Occidente (…) los órganos españoles de poder
habían sido plasmados por un profundo núcleo irracional que
formaba el corazón de la realidad española y que le infundía su
vitalidad (…) Un catolicismo precoz y victorioso, recargado con las
características profundas de un paganismo, al cual en vano había
intentado digerir, se había alimentado en España de la médula de
un paganismo arraigado profundamente en el corazón del pueblo.
Y la naturaleza y la función del catolicismo había permitido que
ese paganismo permaneciese intacto (…)
Wright
escribe en sus primeras páginas: (…)
el destino de España me hería y me obsesionaba. Nunca había podido
sofocar el ansia de comprender el problema español y sus causas. Sin
embargo no deseaba resucitar recuerdos burlones mientras recorría un
país cuyos hombres libres estaban sepultados en los campos de
concentración, se hallaban en el exilio o habían sido asesinados
(…)” y más adelante expresará: (…) las naciones ascienden
y decaen, dije filosóficamente, lo que me inquieta
en España es el sufrimiento (…)
Como
la adquisición de este libro no es fácil, he resuelto
reproducir algunos de los fragmentos que ilustran esa España
machista, atrasada y atemorizada que a su vez nos pueden hacer
comprender muchos de los comportamientos actuales.
España
machista
Wright
describe a España como un universo masculino que construye dos tipos
de mujer: (…) Para ellos, la mitad femenina de la humanidad
estaba dividida en dos grupos: las mujeres “decentes” y las
“malas”. Las decentes eran mujeres como sus madres, sus hermanas
o sus novias; las “malas” eran aquellas que podrían
ser compradas o que se acostaban con uno sin cobrar. Como necesitaban
de las mujeres y no podían tener relaciones con las “decentes”
frecuentaban a las “malas”. Y como acostarse con cualquier mujer
fuese “decente” o “mala” constituía pecado, era necesario
obtener el perdón, por lo que se confesaban regularmente (…).
Más
adelante transcribe una conversación con una joven que refleja con
nitidez la situación de la mujer en el franquismo.
(…)
– Usted no sabe lo que significa ser mujer en España.
-¿Qué
significa?
-Se
supone que debo quedarme en casa y tener hijos.
-Y
¿quién dice que debe hacer eso?
-La
tradición, contestó, quisiera ser hombre, es mucho mejor.
-¿Por
qué?
-Pueden
hacer lo que quieren. Son fuertes. Las mujeres no somos nada.
-¿Cómo
explica usted que España sea así?
-Somos
católicos, dijo suspirando. Mis padres son católicos. Toda mi
vida he oído decir que somos el país más católico del mundo. ¿Qué
otra cosa se puede ser sino católico? (…)
-“(…)
Si usted quiere marcharse ¿no puede hacerlo?
-No,
el gobierno pone dificultades. (…) Pero para tener derecho a salir
de España, la mujer soltera que no se dedica al trabajo doméstico
debe hacer seis meses de servicio social en beneficio del Estado.
-¿En
qué consiste ese trabajo social?
-Este
libro. Debo memorizar este libro, línea por línea, todo
entero.
Se
refería al Catecismo de la Falange en el que tenían que conocer
hasta el largo de la camisa de Jose Antonio y se inculcaban los
principios del fascismo a las jovencitas de nueve años en adelante y
del que Wright dice: (…) Mi español era deficiente, pero me quedé
atónito ante los sentimientos que vi reflejados en
letras de molde (…)
Estado
militar
En
relación a la fuerte presencia policial en la vida de
las gentes escribe: (…) Conté por lo
menos tres policías por cada cuadra y sin duda habría hombres de
civil mezclados con la multitud despreocupada. Tantos
soldados se amontonaban en los bares baratos, vagabundeaban por las
esquinas o erraban en grupos que se tenía la impresión de que
España estaba movilizada para la guerra, que había resuelto estar
en guardia para defenderse del ataque del enemigo. Pero no, esas
tropas vivían en medio del enemigo, el pueblo de España.
Censura,
corrupción y economía
Wright
describe cómo la oligarquía y la Iglesia son los grandes
beneficiarios de la autarquía franquista.
Sobre esto conversa con un joven empresario que le cuenta las
dificultades para sacar adelante su negocio: (…) Para proteger al
monopolio de los exportadores, no sólo me impiden vender los
árboles, sino que hay también reglamentaciones que impiden la
plantación y exportación de naranjas. Los potentados que controlan
la exportación de naranjas forjan el plan político y social del
país. Tienen la aprobación y el apoyo de la Iglesia. La industria
naranjera está controlada por el estado a favor de los potentados,
quienes a su vez están sometidos por la Iglesia. Esta es la esencia
del asunto. (…)
-¿Por
qué no hace público su problema? –pregunté.
- ¿Quién se atrevería a publicar esto en España? –replicó- El primer periódico que dijo la verdad sobre esto fue retirado de circulación y el editor encarcelado.
La
prostitución
Wright
escribe: (…) Los salarios increíblemente bajos de las trabajadoras
domésticas bastan para convencer a cualquier muchacha que
posea cierta capacidad de reflexión de que es mucho mejor comerciar
su cuerpo que ser la esclava mal vestida y medio muerta de hambre de
una insolente arpía de la clase burguesa española. El factor
fundamental y básico en este conjunto de circunstancias es esa
contracción muscular y dolorosa del vientre vacío denominada
hambre, un hambre crónica de toda la nación. (…) En
España la pobreza se ocultaba y se avergonzaba de sí misma. (…).
Estos
asuntos han sido destacados por la trascendencia que conllevaron en
la configuración de aquella sociedad. Pero no son los únicos que
Wright aborda. Los toros, la ausencia de concepto de ciudadanía
y el papel de la Iglesia ocupan gran parte de su obra, de la
que espero haber despertado curiosidad para su lectura.
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