Caduco, desequilibrado e irracional

 

Zdzisław Beksiński

La salud de las sociedades se puede medir de muchas maneras y una de ellas sería a partir de cuantificar los asesinatos machistas y el rechazo que provocan en la ciudadanía.

Según estos parámetros la sociedad española del año 2024, estaría profundamente enferma, tanto por la violencia machista que presenta de manera estructural, como por la existencia de la negación, que de ella hace parte de la política con representación parlamentaria.

Las mujeres asesinadas desde que se registran en el año 2003, ya han superado a los asesinatos de la banda terrorista ETA que, sin embargo, siguen utilizándose como arma arrojadiza en los debates del Congreso. Sin embargo, a los asesinatos de mujeres ahora se les llama “violencia intrafamiliar”, un siniestro modo de reducirles la gravedad rebajando el tono de su denominación con la intencionalidad de hacerlos, de nuevo, invisibles.

Pero la realidad es tozuda y la violencia patriarcal inoculada en el ADN de la sociedad, vuelve a manifestarse, más pronto que tarde, a pesar del esfuerzo de esta parte de la política española por ocultarla, taparla, y finalmente negarla, haciéndose, a la vez, cómplice de ella.

La violencia machista, quieran reconocerlo o no, es una de las causas de muerte de mujeres hoy en España, que además alcanza a menores, como las dos niñas de Almería de 2 y 4 años envenenadas por su padre, con el único fin de hacer daño a su madre, quien las encontró muertas. A estas dos niñas se suman los otros 52 menores asesinados por sus padres desde 2013.

La violencia machista es el síntoma de un paradigma social enfermo: el patriarcado, que por más que se pretenda justificar por supuestamente natural, no es sino una invención androcéntrica caduca, desequilibrada e irracional.

Comentarios

Publicar un comentario