204.624 euros

 


Ritmo de otoño, Número 30, Jackson Pollock

204.624 euros es el precio de 25 años dedicados en exclusividad a la crianza de dos hijas y al cuidado del hogar, según acaba de reconocer la sentencia de un caso de divorcio, de un matrimonio que contaba con separación de bienes y en el que el cónyuge masculino podría haber acumulado riquezas procedentes de su actividad profesional mientras que la cónyuge femenina habría renunciado a ello por dedicarse a la familia que ambos habían construido.

Esos 204.624 euros es la cantidad que la jueza de Vélez (Málaga) ha considerado que la mujer deberá recibir  en compensación por el trabajo gratuito que ella habría realizado en el ámbito privado del hogar mientras que él supuestamente habría sufragado los gastos de ese ámbito privado habiendo acumulado réditos a título privativo.

Esta noticia es importante tanto por lo que cuenta, como por lo que silencia. Narra la visibilidad de un trabajo milenario realizado en exclusividad por mujeres que, por no estar remunerado había carecido de consideración social y valor. Y oculta que ese sueldo mensual de 682 euros, correspondiente únicamente a 25 años, los que la protagonista de la noticia ha reclamado, se podría revalorizar si se le otorgara el auténtico valor que significa construir una vida desde los cimientos, mantener la habitabilidad del alojamiento y asegurar los cuidados emocionales y sanitarios de los componentes del grupo.

No obstante, esos 204.624 euros, referidos a 25 años de dedicación exclusiva a la familia, calculados según salario mínimo interprofesional,  y que nos pueden resultar escasos, al menos, nos servirán desde hoy para hacer una extrapolación y calcular el precio a la baja del trabajo de nuestras madres y de nuestras abuelas que, no por 25 años, sino por toda su vida, realizaron de forma gratuita, soportando, además, la idea colectiva de su ínfimo valor por carecer de remuneración y no ejecutarse en el espacio público de reconocido prestigio por estar reservado a los hombres.

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