Et in Arcadia ego


Et in Arcadia ego, Nicolas Poussin

Nunca antes había sido tan consciente de la frase escrita en un discreto rincón, de nuestra casa de La Canaleja. Conocía su significado y creía que aplicaba la enseñanza que lleva implícita, pero esta mañana al escuchar en la radio el triste suceso del incendio en la casa de estudiantes de Huelva, reconocí la urgente verdad de lo que advierte.

Tres jóvenes de entre 20 y 21 años habían muerto asfixiados en un incendio provocado en su piso, donde se habían reunido para celebrar, con otros siete jóvenes más que pudieron escapar de las llamas, el final de los exámenes del primer cuatrimestre.

En un ambiente festivo, en plena juventud y tras la euforia y la alegría de sentirse felices, llegó la muerte, como a los pastores de la Arcadia que pintaría Poussin y que, creyéndose ajenos y a salvo,  tomarían conciencia al leer sobre ella en el muro de la campiña.

La muerte está en todas partes, y por ello los latinos acuñaron la frase que tanto me costó aceptar escrita en mi casa al entenderla pesimista y de mal agüero. Sin embargo, la intención es justo la contraria. Nos recuerda la fragilidad de la vida y nos anima a disfrutar de cada segundo, de cada minuto, hora y día de nuestra existencia porque, sin lugar a dudas, hasta en el paraíso está.

  

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