El Castillo

 


El Castillo de Ponferrada se levanta aledaño al pueblo que le da nombre, compartiendo con sus gentes antiguas glorias y desesperanzas. Porque tras sus muros se esconde la leyenda de los templarios que viajaron hasta Tierra Santa para proteger a los peregrinos y creyeron encontrar un secreto que levantaría los cimientos de la cristiandad.

El poder económico que adquiriría esta orden de caballería francesa obligaría al vasallaje de reyes, escribiendo con ello la sentencia de muerte que pagarían a cuchillo y en la hoguera. Porque serían las deudas que contrajeron con el rey francés Enrique IV lo que llevaría a su disolución, acusados de sodomía y adoración al diablo.

Los Templarios tendrían importantes baluartes en España, siendo el Castillo de Ponferrada uno de los más emblemáticos que hoy se visita en espléndidas condiciones para rememorar la donación que los reyes leoneses hicieran a la Orden del Temple en 1178, habiendo sido con anterioridad castro y ciudadela romana.

El Castillo presenta sucesivas reformas que datan de los siglos XII, XV, XVI, XIX y XX, lo que unido a los escudos y blasones de sus ocupantes hacen del conjunto arquitectónico un espectacular monumento que, al pasear por entre sus vetustos  muros, nos retrotrae a un pasado que al igual que el presente no escatima en recordar el lugar que cada uno ocupa en la pirámide social y no perdona a quienes intenten subvertir lo establecido.






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