Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres


Joan Michell

Ante la necesidad de reconocer, hoy más que nunca, la violencia machista, ante la necesidad de reivindicar, hoy más que nunca la lucha feminista, ante la necesidad de visibilizar, hoy más que nunca, la terrible tragedia de cientos de mujeres asesinadas, hoy 25 de noviembre conmemoramos, más que nunca, el Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres.

Porque negar la evidencia es de malintencionados, trastocar el lenguaje de cínicos, y emborronar los mensajes descafeinando la realidad de indecentes.

Para que la violencia machista deje de estar presente en nuestra sociedad, sería preciso un valiente ejercicio de reflexión y de reconocimiento de que su origen se encuentra en los mismos cimientos de nuestra civilización. Hasta que no seamos capaces, entre todos y todas, de transformar el modelo en el que nos han encasillado a hombres y mujeres durante milenios, no conseguiremos ni la igualdad ni terminar con la violencia.  Nada de esto será posible hasta que no logremos acabar con el patriarcado, entendiéndolo como lo definiría Marta Fontenla, al describirlo como el sistema de relaciones sociales sexo–políticas basadas en diferentes instituciones públicas y privadas y en la solidaridad interclases e intragénero instaurado por los varones, quienes como grupo social y en forma individual y colectiva, oprimen a las mujeres también en forma individual y colectiva, apropiándose de su fuerza productiva y reproductiva, de sus cuerpos y sus productos, ya sea con medios pacíficos o mediante el uso de la violencia.

Sólo así y sólo de este modo podremos empezar a imaginar un futuro distinto y esperanzador. 

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