Aun no es demasiado tarde

 


El último viaje del Temerario de William Turner

Hoy 21 de octubre de 2020 se conmemora el Día Mundial contra el Cambio Climático, y se nos advierte de su importancia en cada gesto diario. El impacto que las actividades económicas provocan en el medio ambiente es indiscutible y la dinámica de las últimas décadas, sobre todo en el primer mundo, orientada a un desarrollo descontrolado y agresivo medioambientalmente debe llegar a su fin si queremos que las generaciones venideras crezcan en un entorno mínimamente saludable.

Un efecto y quizás el más grave de nuestro crecimiento acelerado a costa del medio ambiente es el cambio climático, cuyos impactos ecológicos, sociales y económicos serán mayores de un modo directamente proporcional al tiempo que tardemos en tomar medidas de mitigación. El cambio climático amenaza no sólo nuestros ecosistemas sino también las sociedades y la economía, con mayores riesgos de sequías, olas de calor, inundaciones, derretimiento de glaciales y subidas del nivel del mar, por lo que cuanto antes tomemos conciencia de la necesidad de cambiar nuestro modelo de desarrollo, antes podremos evitar sus nefastas consecuencias.

Según el Libro Blanco del Agua “el mantenimiento del medio ambiente actual es el único medio del que dispone la sociedad para asegurarse de que su bienestar no reducirá las opciones de las generaciones futuras. Esto significa la utilización de los recursos renovables a ritmos menores o iguales que su regeneración natural y la optimización del uso de recursos no renovables sometida a la limitación de garantizar la sustitución de dichos recursos a través del progreso tecnológico.”

Se ha detectado la influencia humana en el calentamiento de la atmósfera y el océano, en alteraciones en el ciclo global del agua, en reducciones de la cantidad de nieve y hielo, en la elevación media mundial del nivel del mar y en cambios en algunos fenómenos climáticos extremos, acentuándose el contraste en las precipitaciones entre las regiones húmedas y secas. 

Pero, por otra parte, resultan ya familiares términos como ecosistema urbano, huella hídrica, huella del agua, huella ecológica, que son conceptos nuevos y que van indicando el camino hacia donde se deben dirigir las sociedades modernas, preocupadas por los impactos ambientales que las actividades económicas producen.

Aun no es demasiado tarde.

Comentarios