Jose Luis Cuerda, permanece que no es poco


Caricatura de Joaquin Aldeguer

Hoy más que nunca nos ha venido a la memoria la frase Amanece que no es poco, porque la pérdida de ayer fue terrible. Que Jose Luis Cuerda haya fallecido a poco más de un año de su última película Tiempo después, deseada segunda parte de la emblemática Amanece que no es poco, puede parecer una ironía del destino, un chisme surrealista que nos resistimos a creer. Ojalá, Así en el cielo como en la tierra, siga haciendo cine y proyecte ante las estrellas La lengua de las mariposas y Los girasoles ciegos. Que al menos Terry Jones, que ya sabrá español, pueda disfrutar de esta última ya que los estudiantes andaluces dejarán de leer la novela original, por “gracia y virtud” del nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía.
Hay motivo para llorar después de haber conocido la noticia. En las postrimerías de su vida, Jose Luis Cuerda, Tocando fondo, sin que nadie lo supiera, volvió a deslumbrarnos y nos regaló su último trabajo Tiempo después, como adivinando que las parcas ya lo habían seducido. Ahora Todo es silencio y tristeza en lo que fue El bosque animado y La educación de las hadas, una advertencia de lo frágil que puede llegar a ser la felicidad.

En Total podrían haber sido 2.598 las películas que el maestro nos hubiera dejado si entre Pares y Nones hubiera podido vivir tantos años, evitando las tribulaciones de La viuda del capitán Estrada y las aventuras de La marrana.
Jose Luis Cuerda en una entrevista y refiriéndose a su cine expresó que era “un retorcimiento de la realidad que sigue siendo realidad”, sin imaginarse que ese mismo retorcimiento nos lo provocaría su marcha en el alma, en esa, en la que queremos que permanezca, que no es poco.

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