EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE


 
Cuando se cumplen 125 años del nacimiento de John Ford y éste sigue considerándose  uno de los mejores directores de la historia del cine,  sólo hay que ver una de sus obras maestras para comprobar que la evidencia se hace palpable a los ojos. El hombre que mató a Liberty Valance simboliza la muerte del salvaje Oeste en pro de la civilización. Es un canto romántico a la Leyenda a riesgo, incluso, de obviar los verdaderos hechos, como se expresa al final del film en una frase emblemática que, por razones que se escapan a la razón fue terriblemente traducida: “Esto es el Oeste, señor. Cuando la leyenda se hace realidad, se imprime la leyenda”. Pero, además El hombre que mató a Liberty Valance, basado en un relato corto de Dorothy Marie Johnson, periodista y escritora especializada en las novelas del Oeste, representa mucho más de lo que a primera vista relata la historia. El trasfondo que hay tras los rudos personajes y el árido espacio trasciende la anécdota y se sitúa en el pódium de la cultura occidental repitiendo símbolos y mitos de todos los tiempos.
Protagonizada por James Stewart, John Wayne, Vera Miles,  Lee Marvin y  Edmond O'Brien, con guión de James Warner Bellah y Willis Goldbeck y música de Cyril Mockridge esta película narra la historia de un joven abogado que desde el este llega al viejo Oeste americano cargado de libros y buenas intenciones que verá truncadas ante la cruda realidad.

Cuando Ford estrenó en 1962 El hombre que mató a Liberty Valance tenía ya en sus haberes inmejorables películas y se disponía a iniciar el camino que le llevaría a finalizar su filmografía pocos años después. Quizás por ello o, a pesar de ello, logró con esta obra sumarse a los inmortales que, sin querer o pretendiéndolo, convirtieron  su relato en un emblemático paradigma. Y a ello se debe precisamente que el film no envejezca, a pesar del paso de tiempo, porque trata dos grandes asuntos que han preocupado siempre a Occidente: la confrontación del mundo nuevo con el antiguo y la controversia entre el héroe y el santo. En la literatura artúrica, los caballeros se dividían entre estos dos últimos tipos, otorgándoles a cada uno de ellos cualidades que les hacía imprescindibles.  Al héroe, en esta aventura, lo representa John Wayne en el papel de Tom Doniphon y el santo, James Stewart en el papel de Ramson Stoddard. Pero, para que la historia se hiciera además, universal encontramos también a Cervantes con la idea de la sanchificación del Quijote o la quijotización de Sancho cuando estos dos personajes comienzan a intercambiar sus personalidades y a llenarlas de matices del otro.  El héroe se convertirá el santo cuando confiese la verdad y el santo se convertirá en héroe, cuando despojado de la culpa, cruce la puerta que le lleve al Senado de Washington.
La elección del director por rodar la mayoría de las escenas en interiores y escoger el blanco y negro en lugar del color, responde a su intención de dotar de mayor intimismo esta historia de dos hombres que representan a dos mundos distantes, uno agonizante y el otro que da sus primeros balbuceos: el mundo de las pistolas frente al mundo de las leyes, el individualismo frente a la protección estatal. Y como subtemas: una apología descarada a la libertad de prensa y, soterrada, a un feminismo incipiente que, junto a la crítica al apartheid americano y al analfabetismo, hacen que la  película resulte enriquecedora y moderna.

El alegato en favor de la prensa no es baladí, teniendo en cuenta que la autora del relato, Dorothy Marie Johnson trabajó como periodista en varios periódicos antes de comenzar su carrera literaria y posteriormente enseñaría escritura creativa en la Universidad de Montana, como el personaje de Ramson Stoddard (James Stewart) enseña a leer y a escribir en la escuela improvisada junto a la redacción del periódico de Shinbone. Marie Johnson fue ganadora del premio Spur, el más importante dedicado a la novela del Oeste, y además de El hombre que mató a Liberty Valance, otros relatos suyos fueron también llevados a la gran pantalla como Un hombre llamado caballo o El árbol del ahorcado. Sin embargo, la autora antepone, al final de la película, el valor de la Leyenda al de la veracidad. Junto a Tom Doniphon morirá el Oeste salvaje y con él todo un mundo lleno de claroscuros en el que lo primitivo y lo bárbaro alcanzan cualidades románticas. Pero la Leyenda sobrevivirá impresa y en imágenes.
Con una  estructura circular en torno a la muerte, el film comienza con la llegada del senador al entierro de un viejo vaquero desconocido y termina justo donde comienza, despidiendo a su antiguo amigo para iniciar el viaje de vuelta a la civilización,  pero, con el anhelo de volver a casa, a  Shinbone, como el eterno retorno de Nietzsche o, el regreso del héroe, de Ulises a Ítaca.

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