PREMIOS


A veces, cuesta ver la belleza de este mundo y hoy es uno de esos días. Vivimos acostumbradas a los micromachismos e incluso a los macromachismos pero, no por eso, deja de ser doloroso descubrir la cantidad de verdugos y cómplices con nombres y anónimos que siguen perpetrando atentados contra la dignidad de las mujeres. Los protagonistas que salieron ayer a la palestra y hoy están en la mente de todas y todos  son los miembros de la directiva del Club Squash Oviedo quienes, por motivos que escapan al intelecto, decidieron regalar a las ganadoras del Campeonato de Asturias de Squash, además del trofeo,  un vibrador y un kit de depilación. Dudo que hubieran aprobado regalar al campeón masculino una muñeca inflable y un kit de afeitado.
Que el deporte femenino parece ser un subgénero a estas alturas es una obviedad. Sólo hay que comprobar como a los ganadores masculinos de pádel se les premia con 500 euros, mientras que a las ganadoras con 300. Los campeones masculinos de maratón reciben 800 euros mientras que las campeonas 400. En remo la diferencia es de 2.500 euros a 1000, por supuesto en beneficio de la modalidad masculina y como colofón está el premio de surf, en el que el surfista ganador se lleva 1.000 euros y la surfista recibe un bikini, datos aportados por la senadora de Nueva Canaria, María José López, durante la aprobación de la ley para la eliminación de las desigualdades entre hombres y mujeres en los premios de competiciones deportivas del 7 de noviembre de 2018. Mientras que la tenista rumana Simona Halep, terminó el año 2017 como número uno del ránking mundial acumulando premios por valor de 4,27 millones de euros, su equivalente en el ránking masculino, el español Rafael Nadal, ganó 10,2 millones. Y la brecha se acentúa a medida que se desciende en la clasificación mundial. El número 100 del mundo, el francés Jeremy Chardy, ganó en 2018, 62,825 millones de euros, y no  21,105 millones como la número 100, la estadounidense Sachia Vickery.  Y el equipo español Movistar Femenino de ciclismo paga a sus corredoras un salario de 1.000 euros "menos que la tercera parte que el peor de los hombres", según señaló la excampeona del mundo Dori Ruano.
Así, en el resto de deportes femeninos la secuencia se repite, una y otra vez, pero, después del insulto que sufrió Ada Hegerberg,  mejor futbolista del mundo en 2018,  a la que le preguntaron en la entrega del balón de oro si sabía bailar twerking, lo más indignante ha sido este vibrador y el kit de depilación.

Con sólo rascar un poco alrededor es fácil creer que ya no hay belleza en este mundo, que el machismo la fagocita en presencia de sus verdugos y cómplices. Sin embargo, me resisto a caer en la apatía y el desencanto, porque sólo así ese machismo triunfaría y le sería más fácil campar a sus anchas.

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