ARCANA, UN HOMENAJE A LOTTE REINIGER

Detalle de las figuras para el stop motion o la animación
Cuatro años después de que los hermanos Lumiere inventaran el cine y tres años antes de que George Melies embrujara al público con sus mágicas creaciones, en 1899 nació Charlotte Reiniger, la mujer que imaginaría y rodara la primera película animada. Entre el teatro de sombras de tradición oriental y el cine de animación actual, las películas de esta pionera del cine de animación se centraban principalmente en el público infantil y, fotograma a fotograma, logró su más sincero entusiasmo. 24 imágenes por segundo de siluetas negras recortadas artesanalmente llenaban de delicada belleza las pantallas de los cines en los que se proyectaron sus historias desde el año 1919.
Según Lotte Reiniger, «Una película de siluetas es una película de figuras negras de contornos claramente definidos, una película de recortes a tijera. De inspiración en el teatro de sombras chinescas, las películas de siluetas tienen una técnica muy precisa, sólo son necesarias unas tijeras, cartón negro, papel de calcar, hilo o alambre, algo de plomo, una cámara, bombillas, una placa de vidrio, madera para construir una mesa de fotografía y… mucha paciencia».
Y siguiendo fielmente su descripción, el equipo de producción de Arcana decidió incluir en el largometraje tres momentos narrados con esta técnica.  Al más puro estilo Reiniger, con tan sólo tijeras, cartulina negra, hilo y un cristal con fondos dibujados sobre los que poner las figuras, Pablo Pérez Martín, grabó fotograma a fotograma cada uno de los movimientos de los personajes que darían sentido al meollo de la historia.
Con esta meticulosa forma de hacer cine, Arcana cobra movimiento y queda inmortalizada sobre un fondo cósmico creado con tintes y movimientos de agua. Olalla recibe la vida entre una naturaleza salvaje de árboles  milenarios y el joven Nicolás descubrirá a la cierva blanca que le desvelará todos los secretos.
La minuciosa técnica de la animación, fotograma a fotograma, que se incorpora en la película Arcana, le confiere una belleza que difícilmente hubiera sido posible de otra manera, y reivindica en plena época de la inmediatez y lo rápido, el trabajo artesanal y la paciente dedicación alejada de las manillas del reloj.


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