MUNHOLLAND DRIVE



Munholland Drive ha sido considerado uno de los mejores largometrajes del siglo XXI y, una vez visionado, convence y afianza a David Lynch, también, como uno de los mejores cineastas de todos los tiempos.
Lynch muestra una extraordinaria valentía al llevar al cine una propuesta tan compleja. Valentía en contar la historia de la manera que lo hace y valentía al confiar en la crítica y en el público que entendió su gran apuesta.
Con la música embriagadora de Ángelo Badalamenti y casi 3 horas de metraje, Munholland Drive transporta al espectador  a un espacio onírico de sueños y pesadillas  en el que interactúan los personajes dentro de un guión aparentemente descabellado que, sin embargo, concluye finalmente con cada pieza en el  sitio exacto del puzzle.
Los deseos de Betty Elms, interpretada magistralmente por Naomi Watts, son el hilo conductor de esta obra en la que el psicoanálisis está presente y recuerda, en cierto modo, al Barton Fink de los Cohen, en el ambiente de sopor y en la crítica descarnada a la industria del cine norteamericano.
David Lynch en esta obra maestra del año 2001 vuelve a jugar con la psicología del espectador, demostrando  su gran virtuosismo y dotes de prestidigitador.

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