¡Andaluz, hoy no se trabaja!

Picos de Europa (Jose Angel Pérez)

– ¡Andaluz, hoy no se trabaja! le decía cada 1 de mayo, Pepón a su nieto. Y el andaluz, se sentaba junto a su abuelo corrigiéndole que el día festivo era el 2 de Mayo. Corría el año 1948 en Torrelavega (Cantabria) y Pepón hasta donde le alcanzaba la memoria, celebraba el 1 de mayo, Día del Trabajo, aunque la dictadura lo hubiera eliminado como festivo.
En aquellos difíciles tiempos, los montañeses bajaban a Andalucía a abrir tiendas de ultramarinos, pero Pepito el andaluz, con tan sólo 10 años, tuvo que dejar a su familia en Sevilla y viajar hasta la montaña, junto a sus abuelos cántabros para sofocar el hambre del sur. El tiempo pasó y el andaluz regresó a casa, conservando en la memoria aquellas sencillas palabras de su abuelo que tanto dolor y sufrimiento ocultaban.
Con la llegada de la democracia, el 1 de Mayo volvió a ser considerado como Día del Trabajo, y en honor a todos aquellos que pelearon por el derecho al trabajo y por un trabajo digno, celebramos este día. Y también rememoramos este Primero de Mayo, hoy más que nunca, tras el brutal atentado que la clase trabajadora sufre a diario. Porque un atentado es la actual Reforma Laboral que ya cuenta con una tasa de paro del 26,03%, y las políticas económicas que se están aplicando no harán que la situación cambie.
Desde ese lejano 1948 la vida de los trabajadores y trabajadoras fue cambiando favorablemente gracias a duras negociaciones sindicales en las que se ajustaban los intereses comunes y particulares. Pero esos tiempos han pasado. Ahora nos toca vivir el retroceso y la involución que nos quiere llevar a las condiciones laborales de la revolución industrial. Los avances conseguidos desaparecen día tras día en el silencio del que se siente acosado en el trabajo, en la impotencia del despido, en el conformismo obligado a golpe de chantaje y en el dolor de la víctima convertida en culpable.
La fragilidad laboral llega incluso a los puestos de trabajo de los que hasta ahora se habían creído seguros, por estar amparados en servicios públicos supuestamente intocables.
El 1 de Mayo es la ocasión idónea para reivindicar que dejen de desmontar la estructura laboral que tanto ha costado construir. Es el momento de denunciar que hay que evitar operaciones como la venta de empresas de futuro a especuladores financieros, así como reducir la deslocalización empresarial y de capitales.
Convirtamos el Primero de Mayo en un camino de compromiso social y laboral en el que se ponga en valor el conocimiento y el capital humano que ya existe y que emigra al extranjero. Porque sólo desde la consciencia de lo que tenemos y podemos perder y, por lo que otros ya han perdido, debemos caminar en manifestación y reivindicar que no estamos dispuestos a que nos sigan robando derechos. Porque sólo así podremos poner el primer peldaño de la escalera que nos lleve al fututo. Y hasta entonces y mientras haya alguien en desempleo o con un empleo en precario habrá que seguir celebrando este día.
Sólo así tendrán sentido las palabras de Pepón, su sacrificio y su ilusión.


Comentarios