Santiago Pajuelo Torrado |
Dejo aquí los
microrrelatos que he ido presentando, de forma esporádica, en el mencionado
certamen, que semanalmente, elige un texto ganador y dos finalistas y entre los
que aún, mis propuestas no han tenido el honor de estar.
Intermediarios.- 17 de Diciembre de 2019
Cuando
llegué estaban poniendo la mesa para cenar. Acababan de regresar y el cansancio
aún se notaba en sus miradas. Intentaban, sin lograrlo, disimular el
descontento y la frustración que les había producido la Convención. Después de
cinco grandes extinciones estaba demostrado que la tierra se recuperaría una
vez más y quizás, en esta ocasión, la evolución diera lugar a un tipo de
inteligencia mejor, se dijeron a modo de consuelo, mientras acicalaban las alas
que escondían bajo los oscuros trajes de chaqueta.
La maceta.- 11 de Diciembre de 2019
Le
confesé a mi padre lo que había hecho justo después de hacerlo. Sabía que debía
esperar a que llegara mi madre del tanatorio y, que sólo entonces, podría
cumplir el deseo de mi abuela. Pero no pude esperar. La curiosidad por
descubrir en lo que ella se había convertido me llevó a abrir el bote y, al
intentar volcar su contenido en la maceta de mi abuelo, sentí que se me
escapaba de las manos. Entre la tierra y las cenizas esparcidas por el suelo,
también cayeron mis lágrimas y enseguida los gritos de mamá.
Noche de reyes.- 4 de Diciembre de 2019
Se
me acumulan los garbanzos detrás del sofá. Los primeros años fueron alubias y
luego lentejas, pero desde hace un tiempo los Reyes Magos sólo traen garbanzos
y harina. Mi madre nos tiene dicho que los escondamos, como el olor al pan
recién hecho que hace de madrugada. Supongo que no quiere que Melchor o Gaspar
descubran que sus regalos los reparte entre los vecinos sin que papá lo sepa.
Por eso, este año le pediré a Baltasar legumbres para Rosita y que mi padre
deje de ayudarles con el saco de juguetes al menos una noche, en la de reyes, y
esté con nosotras.
Cadena de sal.- 26 de Noviembre de 2019
Sufriendo
lo indecible por amor pasé aquellos años aferrada a un sueño. Lo vi crecer
entre la tierra y la espuma del mar y creí que podría permanecer junto a él.
Que olvidaría mi libertad y que echaría raíces. Escondí mi piel donde nunca
pudiera encontrarla y aseguré mi vínculo con antiguos hechizos. De nada sirvió.
Siete años, siete meses y siete días estuve estrechándolo junto a mi pecho,
ansiando que los latidos de su corazón me encadenaran para siempre. Pero el mar
atrajo a su atávico ser y, en sus profundidades, la Selkie descubrió que aquel
sueño inalcanzable le había roto el corazón.
Doble fondo.- 12 de noviembre de 2019
Antes
de ver lo que Arturito, el repetidor, llevaba en su caja de compases, le
prometí que guardaría el secreto. Su ajada y pobre vestimenta, y sus zapatos
roídos, contrastaban con la calidad de aquel estuche. En los colegios de pago
religiosos, a veces, acogían a algún desdichado y Arturito, a pesar de la
miseria que llevaba consigo, siempre me cayó bien. Abrió la caja y del doble
fondo sacó una foto. Me dijo que era su papá, que le había abandonado por una
mujer rica, pero Arturito estaba equivocado. Aquel hombre no era su padre, sino
el mío.
El escrutinio.- 21 de Abril de 2017
8 de
diciembre de 1980. Las elecciones estaban próximas y había mucho trabajo por
delante. Nunca imaginamos que el resultado del escrutinio nos fuera tan
favorable y tampoco, que esa España que queríamos cambiar volvería a estar,
años después, en manos de lobbies y corruptos, aficionados a esquilmar las
arcas públicas. De nuevo: pobreza, desigualdad. Los servicios básicos, como la
sanidad y la educación, mermados por
recortes, consecuencia de defraudadores y ladrones. Eso fue lo que nos adivinó
la pitonisa en aquella carpa de la feria y no la creímos. La llamamos bruja
malintencionada y nos fuimos a casa.
La eternidad.- 5 de octubre de 2016
Poco
antes de que los domingos fueran amargos tenían toda la vida por delante.
Creían que podían atrapar el tiempo entre sus manos y dejaron pasar los años
ocultando aquel amor secreto. Decidieron alejarse el uno del otro imaginando
que la distancia difuminaría aquella pena en el alma, pero no fue así y el azar
les hizo encontrarse en el ocaso de sus vidas, reviviendo silencios y miradas
furtivas. Era la última oportunidad. Él se acercó y le ofreció sus manos
marchitas. Ella, con la mirada cansada, el beso de su viejo amor inconfesado.
El tiempo se hizo eternidad.
Ilusiones rotas.-12 de Febrero de 2015
Se
dirige a la jaula de los leones para demostrarle cuánto se equivoca. Desde niña
quiso quererlo pero se interpusieron abismos insondables. Probablemente la
quisiera, sin embargo, un destino impenetrable les separó. En el zoológico no
queda nadie y ella insiste en cambiar el orden de las cosas. Quiere perdonarlo
y perdonarse mientras los leones bostezan y cae la tarde. Su padre la invita a
caminar, pero ella se resiste. Le recuerda que a él le debe lo que es,
descubriendo un tímido brillo en sus ojos arrugados. Tantos años de dolor no le
provocaron ni un ápice de duda. Escapar es la única salida y tras los barrotes
las ilusiones rotas.
Desatadas.- 18 de Noviembre de 2011
Por
fin quietas, las zapatillas dejaron de volar por la habitación. Sus lazos
cesaron de surcar el insoportable espacio que nos separaba. La agitación se
concentraba en mi mirada. La ira contenida se me escapada por los poros de la piel,
mientras, ella simulaba un educado control aprendido de tanta disciplina. El
sacrificio de toda una vida tirado por la ventana, le vomité llena de soberbia.
Sin embargo, esas palabras no consiguieron alterar su voluntad. Ya estaba decidido. Aquel día, con las notas sobresalientes del
último curso de ballet, en las manos, me dijo: mamá nunca quise ser bailarina.
El desconsuelo.- 27 de Septiembre de
2011
Son
las doce horas, un minuto y quince segundos y mi bebé no para de llorar. Le he
dado la teta, el biberón, le he cambiado los pañales y he probado con
diferentes tipos de chupe. Las enfermeras ya no me atienden. Cuando pasan cerca
de la habitación aceleran el paso para no escuchar el llanto estremecedor de mi
recién nacido. No tienen alma ni caridad. Me dicen que me tranquilice, pero su
lloro araña mi cerebro y me rompen el corazón. Al menos, me queda el consuelo
de lo que me advirtió el médico: dejará de llorar cuando se le acaben las
pilas.
Por seis números.- 26 de Septiembre de
2011
Son
las doce horas, un minuto, quince segundos y sigo sin saber nada.Dijeron que me
ubicarían pronto en otro puesto de trabajo. No creo que siga realizando las
mismas funciones, pero me adaptaré. Es una lástima no poder trabajar en lo que
tanto me gusta, pero a otros les ha ido peor: los han puesto en la calle. ¿Y
si me despiden a mí también? La angustia me consume. Seguiré aparentando
tranquilidad, esperando. De pronto, alguien pone la radio. Escucho los seis
números de la primitiva y, muy despacito, salgo de la oficina con una sonrisa
en los labios.
La promesa.- 18 de Septiembre de 2011
Tú y
yo podremos pasear juntos bajo ese cielo estrellado, le prometió al oído, sin
creerlo, mientras la arropaba con las
sábanas del hospital. El tratamiento era paliativo, le había dicho el doctor.
El tiempo corría en su contra. Todas las esperanzas se perdieron tras las
difíciles combinaciones químicas, pero ella se aferraba a la vida. -Es cuestión
de horas, prepárese para lo peor- le advirtió la enfermera. -No creemos que
llegue a mañana. Sin embargo, esa misma noche se levantó. Se maquilló, como lo
había hecho cada día de su vida y, hermosa le invitó a dar el paseo.
Sueños rotos.- 17 de Septiembre de 2011
Tú y
yo podremos pasear juntos bajo ese cielo estrellado, olvidando nuestras
diferencias. Esconderemos el rencor que nos une, simulando una cordial amistad
y sellaremos las viejas heridas, enterrando dolorosos recuerdos. Le decía mi
abuela a su enamorado pretendiente, mientras los disparos ahogaban sus
palabras. Las diferencias, el rencor y las viejas heridas quedaron sepultadas
bajo un millón de muertos. Nunca paseó con él.
Noche eterna.- 10 de Septiembre de 2011
La
noche es una estrella en tu cucharilla, que gira voluptuosa mientras procuras
entrever tu existencia. Cada día, buscas en su movimiento el sentido de tu
vida, ansiando las respuestas, que te atormentaban de niño. Esperas encontrar
la senda que guíe tu felicidad perdida. Sin embargo, un amargo destino dibujan
los posos de tu taza de té. Descubres, lo que tanto tiempo añorabas: una señal
certera. Ya no habrá ningún amanecer. La noche será eterna.
Cuentos inoportunos
Sin
beso de buenas noches se fue otra vez a la cama. La princesa del cuento había
vuelto a sus travesuras y la reina enfadada salió de la habitación con rabia
contenida. Amanda imaginaba aquella estancia de lujo, los manjares con los que
los sirvientes agasajaban a la princesita a diario y los juguetes que acumulaba
y abandonaba después. Pero hacía mucho frío y Amanda ya estaba cansada de
escuchar los cuentos de princesas, hadas y duendes que, inocentemente, le leía
la voluntaria bajo la lona del campo de refugiados.
Tiempos de cambio
La
coge con sus propias manos y la parte en dos descubriendo el siniestro secreto
que aguardaba en su interior. Conocía el cuento y sabía que aquella anciana
ocultaba su auténtica identidad tras arrugas que se le ofrecían inocentes.
Pero, no podía resistirse al destino que, además, le regalaría un final feliz
junto a su príncipe azul. Sin embargo, los tiempos habían cambiado, el destino
se construía día a día y los príncipes ya no estaban de moda. Segura, miró a
los ojos de la ajada mujer y le devolvió la manzana.
Dioses y monstruos
Lo
que usted diga, doctor Frankenstein, fueron las últimas palabras que escuchó
antes de quedarse profundamente dormido. Siempre le leía cuentos e incluso
novelas que le ayudaban a traspasar el sutil velo que separa la vigilia del
sueño. Pero Mary Shelley acertó al asegurar
que la creación que la inmortalizaría ocasionaría pesadillas. Él se había escondido tras ese monstruo y por
ello insistía en que releyera los pasajes más emotivos. Procuré con
tratamientos químicos y terapéuticos hacerle salir de su escondrijo, pero todo
fue en vano. Desde el diván me miraba con los ojos ensangrentados en busca de
su creador.
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